Marguerite Duras
Por: Gabriel Sandoval R
Debo decir primero que todo, estimados lectores, que el libro lo tomé del anaquel de la biblioteca porque simplemente el nombre de la autora me era ya conocido. Sin embargo, solo había tenido la oportunidad de leer un libro que nada me decía de su prosa, pues solo era el guión de una película titulada: “HIROSHIMA MON AMOUR” En todo el libro no encontré referencias, aparte de su nombre, que me pudieran dar más pistas sobre ella y sus obras, hasta el día en que la encontré en la biblioteca, en una edición de Tusquets, colección Andanzas.
De padres franceses, Marguerite Duras, nace en Indochina, Vietnam en 1914. En 1932, se traslada a París donde estudia derecho, matemáticas y ciencias políticas. En 1943, publica la primera de sus veinte novelas.
El título del libro, “El Amante”, podría hacernos pensar que se trata de una novela romántica sin mayor profundidad, no obstante, encontramos una obra autobiográfica que gira en torno a la pobreza, el dolor, el odio y, en una medida extraña, el amor. Marguerite Duras, se sumerge y nos sumerge en sus recuerdos como si fuesen estos parte del mismo presente; saliendo y entrando en ellos a su propio antojo; saltando, desplazándose, como si no fuesen mas que puertas. Todo está subdividido en pequeños párrafos, mostrándonos con su fluida y fresca narración a su madre, a sus hermanos, a “El Amante” y a ella misma, que, en ocasiones, deja de ser la escritora para convertirse en la niña, la pequeña niña blanca. La ciudad del Saigón, el río Me Kong, el transbordador, las selvas, la montaña de Siam, el barrio Chino “El Cholen”, son sus escenarios, y por allí nos lleva.
Es mayormente la historia de una niña de quince años y medio que por el sufrimiento ha madurado prematuramente; asimismo a los dieciocho años este sufrimiento le producirá en el rostro un envejecimiento precoz. Una niña que por su extravagante manera de vestir y su sombrío carácter, es atrayente a los hombres; es así como el hijo de veintiséis años de un rico comerciante chino se ve atraído a ella. Como ella misma lo dice en su novela de ciento cuarenta y seis páginas: “…A los quince años tenía el rostro del placer y no conocía el placer. Este rostro parecía muy poderoso. Incluso mi madre debía notarlo. Mis hermanos lo notaban. Para mí todo empezó así, por ese rostro evidente extenuado, esas orejas que se anticipaban al tiempo, a los hechos”.
En noviembre de 1984, recibe el premio Goncourt. Lo interesante de este hecho, es que el libro llevaba seis semanas en el primer lugar de la lista de los libros más vendidos, cuando lo recibió. Indudablemente, esta mujer me cautivó con su historia, su personalidad, su forma de escribir y de narrar. Como punto final me permito anexarles otros de sus títulos: Un barrage contre le pacifique y moderato contabile, El vice-cónsul y la amante inglesa, El Squire y destroir, dice. Consideradas sus tres obras maestras están: El hombre sentado en el pasillo (Tusquets, 1938), El mal de la muerte (Tusquets, 1984) y el presente libro.
Gabriel Sandoval Ruiz (Aramis Gasaru) Colectivo Sábados Literarios-Cali
Correo:gsandovalruiz8@gmail.com